Por SYLVIA HUI, Associated Press
LONDRES, 10 IV 22 (AP): Para muchos en Gran Bretaña, es como si se hubiera acabado la pandemia.
Los requisitos de mascarillas se han abandonado. Las pruebas masivas gratuitas son algo del pasado. Y por primera vez desde la primavera de 2020, la gente puede ir de vacaciones al extranjero sin encargar pruebas diagnósticas ni rellenar largos formularios.
Esa sensación de libertad es generalizada pese a que los contagios se dispararon en Gran Bretaña en marzo, impulsados por la más leve pero más contagiosa subvariante ómicron BA.2, que se expande con rapidez por Europa, Estados Unidos y otros lugares.
La situación en Gran Bretaña podría ser un adelanto de lo que espera a otros países conforme levantan las restricciones contra el coronavirus.
Francia y Alemania han registrado aumentos similares en los contagios en las últimas semanas, y el número de hospitalizaciones en Gran Bretaña y Francia volvió a subir, aunque la cifra diaria de muertos sigue muy por debajo de las cifras vistas en otros momentos de la pandemia.
En Estados Unidos, cada vez más estadounidenses se hacen las pruebas en casa, de modo que las cifras oficiales de casos probablemente están muy por debajo de lo real. Entre los nuevos contagiados hay actores y políticos, que se hacen pruebas a menudo. Varios miembros del gobierno, la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, actores de Broadway y los gobernadores de Nueva Jersey y Connecticut han dado positivo.
Gran Bretaña destaca en Europa porque abandonó todas las medidas de prevención en febrero, incluido el aislamiento obligatorio para los infectados. El gobierno conservador del primer ministro, Boris Johnson, está decidido a atenerse a su plan de “vivir con el COVID”, pero los expertos no están de acuerdo en si el país lo está gestionando bien.
Algunos científicos dicen que es el momento adecuado para aceptar que “vivir con el COVID” supone tolerar un cierto nivel de muertes y complicaciones en la vida cotidiana, como hacemos con la gripe estacional. Otros creen que el gobierno británico levantó las restricciones demasiado rápido y demasiado pronto. Advirtieron que las muertes y hospitalizaciones podrían seguir subiendo porque más personas de 55 años o más, los más propensos a desarrollar un cuadro grave de COVID-19, se están contagiando ahora pese a las altas tasas de vacunación.
Los hospitales vuelven a verse presionados, tanto por los pacientes con el virus como por las numerosas bajas de trabajadores contagiados, indicó el director médico del Servicio Nacional de Salud, Stephen Powis.
“Cerrar los ojos a este nivel de daño no es vivir con una infección vírica, todo lo contrario”, dijo Stephen Griffin, profesor de medicina en la Universidad de Leeds. “Sin vacunaciones, ventilación, mascarillas, aislamiento y pruebas suficientes, seguiremos viviendo con las complicaciones, la enfermedad y, tristemente, la muerte”.
Otros, como Paul Hunter, profesor de medicina en la Universidad de East Anglia, veían con mejores ojos las políticas del gobierno.
“No estamos en el punto en el que (el COVID-19) vaya a ser menos dañino (…) pero hemos pasado lo peor”, dijo. Una vez se alcanza una alta tasa de vacunación, señaló, mantener las restricciones como el distanciamiento social tiene poco valor porque “en definitiva nunca impiden los contagios, sólo los retrasan”, alegó.
La agencia británica de estadística estimó que casi 5 millones de residentes en Gran Bretaña, o uno de cada 13, tuvo el virus a finales de marzo, la cifra más alta reportada por el organismo. Por otro lado, el estudio REACT del Imperial College de Londres dijo que sus datos mostraban que la tasa de contagio del país en marzo fue un 40% más alta que con el primer pico de ómicron en enero.
La tasa de contagio es tan alta que las aerolíneas tuvieron que cancelar vuelos durante la bulliciosa Semana Santa porque había demasiados trabajadores de baja por enfermedad.
Francia y Alemania han visto incrementos similares después de que se levantaran las restricciones en la mayoría de países europeos. Más de 100.000 personas en Francia daban positivo al día pese a la brusca reducción de pruebas, y el número de pacientes del virus en cuidados intensivos subió un 22% la última semana.
El gobierno del presidente, Emmanuel Macron, deseoso de fomentar la participación en las elecciones de abril, no baraja nuevas restricciones.
En Alemania, las tasas de contagio han remitido tras un pico reciente. Pero el ministro de Salud, Karl Lauterbach, dio marcha atrás en la decisión de poner fin al aislamiento para personas infectadas apenas dos días después de anunciarla. El plan, afirmó, daría una impresión “completamente errónea” de que “o bien la pandemia ha terminado o el virus se ha vuelto considerablemente menos dañino de lo que se consideraba en el pasado”.
En Estados Unidos, los brotes en las Universidades de Georgetown y Johns Hopkins han recuperado las normas sobre mascarillas en esos campus mientras los responsables buscaban espacios de cuarentena.
En Europa, sólo España y Suiza se han sumado a Gran Bretaña al levantar los requisitos de aislamiento al menos para algunas personas contagiadas.
Pero muchos países europeos han reducido las pruebas masivas, lo que hace mucho más difícil conocer la prevalencia del virus. Gran Bretaña dejó de distribuir las pruebas gratuitas casera este mes.
Julian Tang, un destacado virólogo de gripe en la Universidad de Leiscester, dijo que aunque es importante tener un programa de vigilancia para vigilar nuevas variantes y actualizar la vacuna, los países gestionan la gripe sin restricciones obligatorias ni pruebas masivas.
“Al final, el COVID-19 se asentará para volverse más endémico y estacional, como la gripe”, dijo Tang. “Vivir con el COVID, para mí, debe imitar vivir con la gripe”.
El virólogo de la Universidad de Cambridge Ravindra Gupta es más prudente. Las tasas de mortalidad del COVID-19 siguen siendo mucho más altas que las de la gripe estacional y el virus causa más enfermedad grave, advirtió. Él habría preferido “un levantamiento más suave de las restricciones”.
“No hay motivo para creer que una nueva variante no pueda ser más contagiosa o grave”, añadió.
Geir Moulson y Kirsten Grieshaber en Berlín, Angela Charlton en París, Barry Hatton en Lisboa y otros periodistas de AP en torno a Europa contribuyeron a este despacho.