Beatriz María Moreno, madre amada, educadora dedicada y amiga entrañable, falleció en paz el 5 de agosto de 2025, rodeada del cariño de sus seres queridos. Nacida el 1 de noviembre de 1959, Beatriz vivió una vida marcada por la compasión, la fortaleza y una entrega incondicional hacia los demás.
Su camino comenzó en Managua, Nicaragua, donde descubrió su vocación como maestra. Con paciencia y ternura, formó las mentes y los corazones de innumerables niños, dejando un legado de bondad e inspiración que sigue vivo en cada vida que tocó. Su aula no era solo un lugar de aprendizaje, sino un refugio de esperanza, donde cada niño se sentía valorado y escuchado.
La fortaleza de Beatriz era silenciosa pero profunda. Enfrentó los desafíos de la vida con dignidad y vivió cada día con generosidad. Su risa era suave, su sabiduría profunda y su amor, incondicional. Creía en el poder de la educación, en la importancia de la familia y en la belleza de las pequeñas alegrías: una comida compartida, un abrazo cálido, una nota escrita a mano.
Al establecerse en Miami, Florida, Beatriz continuó siendo una luz para quienes la rodeaban. Su hogar estaba lleno de historias, calidez y el reconfortante aroma de sus platillos favoritos. Incluso en sus últimos días, fue fuente de fortaleza y serenidad, ofreciendo amor y consuelo a quienes la acompañaban.
Queda para honrar su memoria su hijo querido, Álvaro Moreno, quien lleva consigo el legado de compasión e integridad que ella sembró. Aunque su presencia física ya no nos acompaña, las lecciones que impartió y el amor que brindó perduran en cada corazón que tocó.
Los servicios privados se realizaron en su hogar en Miami, donde familiares y amigos cercanos se reunieron para rendir homenaje a su vida y compartir los recuerdos que los unirán a ella para siempre.
Beatriz María Moreno será recordada no solo por lo que hizo, sino por lo que fue: una mujer de gracia, corazón y heroísmo silencioso. Su luz sigue brillando.