Por Lourdes Medrano, American Heart Association News
April 21, 2023: A principios de la pandemia del COVID-19, la población hispana de Estados Unidos se enfrentó a un número de casos desproporcionadamente alto. Según la crisis del coronavirus entra en su cuarto año, y con algunos recursos federales destinados a expirar pronto, persisten las preocupaciones sobre el impacto continuo del COVID-19 en las personas latinas.
Entre el 22 de enero de 2020, dos días después de haberse confirmado el primer caso de COVID-19 en Estados Unidos, y el 30 de mayo de 2020, hubo más de 1.3 millón de casos confirmados por laboratorio en el país, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, o CDC por sus siglas en inglés. De los casi 600,000 casos para los cuales estaban disponibles datos de raza y etnicidad, alrededor de un tercio eran hispanos.
“Lo que sabemos ahora es que la comunidad latina realmente sufrió una pérdida considerable de figuras parentales y familiares, algo que desestabilizó muchos núcleos familiares en Estados Unidos”, dijo Bertha Hidalgo, profesora adjunta de epidemiología en University of Alabama at Birmingham.
Las disparidades sistémicas que la pandemia agravó, entre ellas la falta de acceso a la atención médica y la inseguridad alimentaria, todavía son una amenaza para los latinos. Incluso aunque las cifras de casos y fallecimientos vinculados al COVID-19 han descendido en Estados Unidos, los hispanos representan el 24.3% de todos los casos de COVID-19 para los cuales se dispone de datos de raza y etnicidad, a pesar de que solo representan cerca del 19% de la población de Estados Unidos. Eso solo es superado por las personas blancas no hispanas, que totalizan el 53.8% de los casos y constituyen cerca del 60% de la población del país, según datos de los CDC desde mediados de abril.
Los datos de los CDC también muestran que los hispanos representan el 16.8% de las muertes por COVID-19 del país.
Hidalgo dijo que el estrés económico relacionado con la enfermedad representa un desafío adicional para los hispanos, quienes ocupan una buena parte de los empleos en entornos congestionados o con poca ventilación, como plantas procesadoras de carne y almacenes, que aumentan su riesgo de infección.
“Las personas que desproporcionadamente constituyen la fuerza laboral puede que no tengan los recursos financieros para comprar máscaras de alta calidad o pagar por pruebas rápidas para hacer en casa”, dijo Hidalgo.
Ella dijo que los estresantes financieros podrían empeorar después del 11 de mayo, fecha en que terminará la emergencia de salud pública, que proporcionó varios recursos gratuitos relacionados con el COVID, entre ellos acceso a la atención médica y compras gubernamentales de suministros.
Mientras duren los suministros de vacunas y tratamientos para el COVID comprados por el gobierno, estos seguirán siendo gratis para todos, independientemente de la cobertura de seguro. Los aseguradores privados y Medicare dejarán de estar obligados a cubrir las pruebas en el hogar. No obstante, las personas inscritas en Medicaid continuarán recibiendo pruebas gratuitas hasta septiembre de 2024.
Aunque no se entiende en su totalidad el alcance del impacto del COVID-19 sobre los latinos, Hidalgo dijo que “ha afectado la capacidad de las personas de trabajar, vivir vidas de calidad y tener acceso a atención que pueda ayudar a monitorear y modificar los síntomas”. Para abordar las desigualdades en la salud para una población hispana en crecimiento y que en la actualidad supera los 62 millones de personas, Hidalgo dijo que se requerirá esfuerzos constantes de líderes comunitarios, organizaciones locales, defensores y la comunidad científica.
En el frente científico, dos estudios recentes del proyecto Researching COVID to Enhance Recovery de los Institutos Nacionales de Salud, o NIH por sus siglas en inglés, encontraron que los supervivientes del COVID-19 en las personas negras e hispanos pueden experimentar más síntomas y problemas de salud relacionados con el COVID persistente, pero son menos probables de recibir un diagnóstico. La investigación también encontró que los síntomas y afecciones del COVID persistente se manifestaban de forma diferente en los hispanos, quienes tenían más probabilidad que los adultos blancos de padecer problemas como dolores de cabeza y en el pecho, pero tenían menos probabilidad de tener problemas cognitivos o fatiga.
Una cifra desproporcionadamente elevada –cerca del 29%– de adultos hispanos que dieron positivos en la prueba del COVID-19 dicen que alguna vez han experimentado síntomas de COVID persistente, según los estimados más recientes del Household Pulse Survey, una encuesta de la Oficina del Censo.
En el efecto del COVID-19 también se ha tomado en cuenta la alta prevalencia de ciertos factores de riesgo cardiovasculares, como diabetes y obesidad, entre las personas hispanas, dijo el Dr. Jorge Saucedo, director de cardiología en el Medical College of Wisconsin, en Milwaukee. Ambas enfermedades están en la lista de los CDC de afecciones que aumentan las posibilidades de enfermar gravemente debido al COVID-19.
“Estas comorbilidades les hacen más propensas a… tener peores resultados”, dijo Saucedo. “Además, como es de esperar, hay consideraciones socioeconómicas, como el lugar donde viven las personas. No es raro que muchos hispanos vivan en lugares más reducidos”.
Y para muchos latinos con afecciones médicas crónicas el acceso a atención médica y alimentación saludable es más limitado, además de que viven en entornos menos favorables, dijo él. “Dadas esas circunstancias, te vas a enfermar, y cuando te enfermes, te va a ir más mal”.
Hidalgo dijo que, aunque la pérdida pendiente de recursos gubernamentales puede señalar que la pandemia es algo que ya no debe preocuparnos, el público debe seguir viendo al COVID-19 como una amenaza y tomar precauciones, como usar una máscara en multitudes y mantenerse actualizadas con las vacunaciones.
Los CDC recomiendan que todas personas de seis meses y mayores reciban una dosis de refuerzo actualizada, o bivalente, para protegerse tanto contra el virus original como contra las variantes más recientes. La Administración de Alimentos y Medicamentos, conocida por sus siglas en inglés FDA, autorizó el martes una segunda dosis de refuerzo bivalente para personas mayores de 65 años y aquellas con un sistema inmunológico debilitado. Los CDC autorizaron el refuerzo adicional para esos grupos el miércoles.
“Si eres una persona de alto riesgo y resultas infectada, todavía te puedes enfermar y morir”, dijo Hidalgo.
Según las personas se adaptan a un mundo que incluye el COVID-19, es importante continuar usando el sentido común para mantenerse saludable, dijo Saucedo. Él lo comparó a la influenza: “Cada año vamos a tener esto, y solo tendremos que ser cuidadosos y protegernos a nosotros mismos”.
Nota del editor: Debido a los eventos en rápida evolución que rodean el coronavirus, los hechos y consejos presentados en esta historia pueden haber cambiado desde su publicación. Visite Heart.org para obtener la información más reciente y consulte con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades y los funcionarios de salud locales para obtener la orientación más reciente.
(FG Trade/E+ a través de American Heart Association News y a través de Getty Images)